Cuando un gnomo se cabrea, agua lleva.

Si eres un gigante y estás comiendo almendras garrapiñadas en la "ca-seta" de un gnomo, no hables, limítate a escuchar las gilipolleces que dice, que no son pocas. Porque cuando entras en una discusión hay dos vías que bien explica Santo Tomás de Aquino:
- Si de alguna forma implica a alguien de tu familia peléate hasta que sangres horchata de los nudillos.
- Si la discusión trata de algo irrelevante márchate (sin dar ninguna explicación) de ese prostíbulo lleno de ebolúpidos con ganas de mojar la cebolleta.
Si en tu camino a casa te encuentras con un fraile cristiano vietnamita, pídele que te explique porqué los enanos son tan malhumorados y roñosos y porqué tienen los nudillos achatados como los pingüinos del desierto.
Gayolas, gayolas y más gayolas a tu llegada a casa, porque los enanos son poco inteligentes cual pez martillo.
Si vas a la biblioteca al día siguiente, procura pasar antes por una tienda de telefonía móvil para comprarte una BB (Sin ella no estarás integrado) para twittear con ella que "estás estudiando" cuando realmente le estás mirando las tetas a la ebolúpida vieja de tu derecha.
Si esto te ha servido de algo es que eres idiota, por ello, te invito a que te rasques el culo con una espátula. Muchas gracias y un abraso.

Que triste resulta caerle bien a la gente que te cae mal.


Tú, que estás leyendo esto, ya seas hombre, mujer o perro, tienes el típico amigo que le van más los ornitorrincos que un pez a un lagarto. Pues intenta pasar de él, el día que menos te lo esperes te venderá a unos compradores de esclavos y tendrás que ir a Egipto a trabajar como político. Si encuentras alguna forma de salir de esa situación no vueles en Iberia a la vuelta a España, no te dan auriculares para escuchar las canciones que tanto te gustan de Joselito. Procura que tu maleta no lleve agua de las piscinas del desierto (probablemente se hayan bañado egipcios en ella). A tu vuelta a España procura no alimentarte de típica comida española (Kebab o Mc Donalds) y come hierba del Parque del Retiro. Por último sube a casa a pedirle a tu madre que encuentre las zapatillas de casa que probablemente hayas perdido debajo del sofá. Compra carne de cerdo en un supermercado musulmán, y si no te venden, mata a la primera persona que pase por la calle, probablemente esa sea la persona culpable de todos los males que te ocurrieron desde que tu "amigo" te vendió a esos ebolúpidos egipcios.
Si esto te ha servido de algo es que eres idiota, por ello, te invito a que te rasques el culo con una espátula. Muchas gracias y un abraso.