Si te aprieta la goma de la braga no hay tijeras ni cuchillos que permitan acabar con el suplicio del no haber conocido que usan los monos peludos para rascarse el culo. Sin embargo un estudio realizado por la más prestigiosa universidad de Guantánamo explica que los hombres que más vino beben, beben para olvidar porque bebiendo se olvidan las penas que la vida te usurpó con diques extrañamente deshuesados por fanáticos estraperlos del Mediterráneo más occidental.
Añadiendo ésto al tema de los rollos de papel higiénico que acabamos de tratar me gustaría explicar que las personas que menos corren en una carrera de cálculo mental son aquellas que menos fibra de vidrio utilizan para soldar la cremallera de sus chaquetas. Muchos comunican a las autoridades informaciones sobre asesinatos de cabellos de ángel en la guardia de los aposentos del señor García González, porque como muy bien sabéis, las personas que menos miedo tienen de los gatos monteses son las que menos mean fuera y las que más aciertan jugando a la ¡RULETA DE LA FORTUNA! (Juego no recomendado para mancos con problemas en los dedos de las manos). Por eso os coadyuvaré los pensamientos para que acabéis secuenciando un organigrama de dificil compresión que haga que estudiéis el comportamiento de los ilicitanos (Gente que convive frecuentemente en la ciudad española de Elche) mientras bebéis vino Don Simón del Mercadona con Berta Cola.
Para finalizar me gustaría añadir una pregunta que me lleva rondando varios segundos la cabeza: Si un abogado enloquece, ¿Pierde el juicio?. Que pasen buena tarde como comensales del oxígeno que embadurna nuestro planeta.
Era la orilla del río y vi que estabas muy sola, tus manos varoniles me obligaban a llamarme "Líder Rojo" cada cuarto de hora. Me comunicaba con ella por radio porque no solíamos compartir habitación para poder viajar sin problemas de estreñimiento de bacterias. Suele ser radiactivo pensar cosas poco trascendentales sobre la comida en América Central, ya que prefieren queso de cabrales cuando alguien se convierte en supervisor del concurso de plastilina en el que compiten dos espantavillanos que deben enfrentarse sobre la taza de un WC. Tras la partida el vendedor debe formular la teoría de mantenimiento de las baldas de libros de una biblioteca pública mientras duermen los ignorantes que olvidan su paso por la Tierra y su verdadero fin y siguen cual rebaño a aquel poderoso que ignora su poder y que a su vez venera su máxima institución que se lucra de la ignorancia del inconfundible planeta celeste lleno de pensadores cambiantes que no cambian sino que renuevan su pensamiento a base de falacias indeseables por cualquier experiencia inverosímil de la naturaleza rústica y malhumorada.
Para finalizar me gustaría añadir que las ciruelas estriñen al individuo, y si las tomas con agua te duele la tripa.
